Frases de Eduardo Mendoza - Página 2

01. Lo cierto es, por si algún lector se incorpora al recuento de estas andanzas sin conocimiento previo de mis antecedentes, que en el pasado estuve recluido injustamente, aunque esto ahora no venga a cuento, en un centro penitenciario para delincuentes con trastornos mentales y que dicho centro lo regentaba con carácter vitalicio y métodos poco gentiles el doctor Sugrañes.

+ Frases de Prisión


02. Lo único que puedo asegurar es que en ninguna ocasión, ni siquiera en los más críticos bretes, he visto, conforme suele contarse, pasar ante mí mi vida entera como si fuera una película, lo que siempre es un alivio, porque bastante malo es de por sí morirse para encima morirse viendo cine español.

+ Frases de Español


03. Dedicó toda su conferencia a un solo cuadro: La muerte de Acteón. No era una de las obras expuestas en el Louvre, ni en ningún otro museo. Por lo visto pertenecía y seguramente aún pertenece a un afortunado particular. (...) el profesor fue mostrando los diferentes detalles de ese curioso episodio mitológico.

+ Frases de Museo


04. Desde hacía unos años, y tras unos inicios algo accidentados, de los que en su día deje constancia escrita, regentaba una peluquería de señoras a que, de un tiempo a esta parte, solo acudía con admirable regularidad un empleado de la Caixa para reclamar las cuotas atrasadas de sus sucesivos créditos.

+ Frases de Constancia


05. Los hombres son más obtusos: el dinero y el fútbol les tienen bloqueados el hipotálamo y no les circulan los fluidos vitales. En cambio las mujeres, en cuanto desconectan el móvil, liberan los poderes de la mente y a la que te descuidas ya han alcanzado la percepción extrasensorial.

+ Frases de Percepción


06. La vida me ha enseñado que tengo un mecanismo insertado en algún lugar impermeable a la experiencia que me impide hacer cuanto pudiera redundar en mi provecho y me fuerza a seguir los impulsos más insensatos y las más nocivas tendencias naturales...

+ Frases de Insensato


07. Lo único que no sobraba era el dinero para pagar a tanta gente ni a los proveedores de materias primas. Madrid, según frase acuñada por un periódico satírico de la época, tenía sujetos los cordones de la bolsa con los dientes.

+ Frases de Madrid


08. Los seres humanos, a semejanza de los insectos atraviesan por tres fases o etapas de desarrollo: niños, currantes y jubilados. Los niños hacen lo que se les manda, los currantes también, pero con retribuidos por ello, los jubilados perciben unos emolumentos, pero no se les deja hacer nada...

+ Frases de Desarrollo


09. Somos... Mas dados a trabajar con ahínco y a ser dicharacheros, desprendidos, modestos, corteses y afectuosos y no desabridos, egoístas, petulantes, groseros y zafios, como sin duda seríamos si para sobrevivir no dependiéramos tanto de caer en gracia.

+ Frases de Ganarse la vida


10. La gente era infeliz antes de que yo naciera y lo seguirá siendo cuando yo haya muerto. Verdad es que he causado la desgracia de algunos, pero ¿He sido yo el verdadero causante de esa desgracia o un mero agente de la fatalidad?

+ Frases de Infeliz


11. El lenguaje de los seres humanos es trabajosos y pueril... Hablan largamente y a gritos, con acompañamiento de ademanes y muecas horribles. Aun así su capacidad de expresión es limitadísima, salvo en el terreno de la blasfemia y la palabra soez...

+ Frases de Blasfemia


12. No sé cuándo me enamoré de ti ni cómo sucedió tal cosa, porque trato de recordar y me parece que te he querido siempre y trato de entender y no encuentro razón en el mundo para no amarte.

+ Frases de Amarte

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Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza
  • 11 de enero de 1943
  • Barcelona, España

Escritor, novelista, ensayista, dramaturgo, abogado y traductor español, autor de "La verdad sobre el caso Savolta" (1975), "La ciudad de los prodigios" (1986), "La aventura del tocador de señoras" (2001), "Riña de gatos" (2010) y "El enredo de la bolsa y la vida" (2012).

Sobre Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza nace en el seno de una familia barcelonesa, de padre fiscal, Eduardo Mendoza Arias-Carvajal, y madre ama de casa, Cristina Garriga Alemany.

Realizó sus primeros estudios en la escuela de las monjas de Nuestra Señora de Loreto, luego en una escuela de las Mercedarias y a partir de 1950, en el colegio de los Hermanos Maristas.

Tras licenciarse en Derecho en 1965, realiza un viaje por Europa y al año siguiente obtiene una beca para estudiar Sociología en Londres (Inglaterra).

En 1967 comienza sus actividades como abogado en la asesoría jurídica del Banco Condal, que abandona en 1973 para irse a Nueva York (Estados Unidos) como traductor de la ONU.

Estando en Estados Unidos, Eduardo Mendoza publica su primera novela, "La verdad sobre el caso Savolta" (1975), obra con la que adquiere gran popularidad.

En 1978 publica la primer novela de la tetralogía del detective anónimo, "El misterio de la cripta embrujada", integrada además por "El laberinto de las aceitunas" (1982), "La aventura del tocador de señoras" (2001) y "El enredo de la bolsa y la vida" (2012).

Con un estilo narrativo sencillo y directo, sus obras suelen estar protagonizadas por personajes marginales que contemplan la sociedad mientras luchan por sobrevivir.

Otras obras destacadas son "La ciudad de los prodigios" (1986), "Riña de gatos" (2010) y "El enredo de la bolsa y la vida" (2012).

Entre los numerosos galardones que recibió Eduardo Mendoza, destacan el Premio Ciudad de Barcelona (1987), Premio Fundación José Manuel Lara (2007) y el Premio Planeta (2010).

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