01. Dios no está sólo en cada mariposa. Dios "es" cada mariposa, cada pájaro, cada conejo, cada criatura de la naturaleza.
02. Deseaba creer que todo era una increíble coincidencia, porque las alternativas a la coincidencia eran extrañas y aterradoras.
03. El martirio no siempre es algo que nos reserva el destino; A veces, incluso con cierta frecuencia, nos sucede por propia voluntad.
04. Lo que hace que la humanidad sea hermosa es nuestro libre albedrío, nuestra individualidad, nuestro esfuerzo continuado, pese a nuestra imperfección.
05. No hay que dejar atrás a los amigos. Los amigos son todo lo que poseemos en esta vida, y son lo único de este mundo que podemos volver a encontrar en el siguiente.
06. Acariciar, friccionar y dar palmadas a un perro puede ser tan relajante para la mente y el corazón como la meditación, y casi tan bueno para el alma como la oración.
07. El mal ha cruzado este umbral, pero su recuerdo no los hará marcharse. El amor es capaz de limpiar las peores manchas. Además, ante el mal no cabe la retirada. Sólo la resistencia. Y el compromiso.
08. Claro que este es el camino que lleva a la locura: creer que todo lo que sucede en la vida se debe a una complicada conspiración dirigida por unos manipuladores extraordinarios que todo lo ven y todo lo saben.
09. (...) Pero el papel de víctima era atractivo porque liberaba de la responsabilidad y la angustia. El miedo se volvía abatimiento y resignación; El fracaso no generaba culpa sino, por el contrario, una sensación reconfortante de autocompasión.
10. Hay silencios y silencios. Y no hay dos silencios iguales. Está el silencio del duelo en la sala forrada de terciopelo de una funeraria de lujo, que es muy distinto al silencio desolado y terrible del dolor de un viudo a solas en su dormitorio.
11. ¿El maquillaje es una sublimación de la obsesión por la muerte? -Es tan obvio...Suspiró Lampton con satisfecha pedantería. Maquillarse no tiene otro sentido que desafiar la degradación del tiempo, y el tiempo no es más que un sinónimo de la muerte.
12. La naturaleza del mundo es la sensación. Nadamos a la deriva en un océano de estímulos sensoriales: movimiento, color, textura, forma, calor, frío, sinfonías naturales de sonido, infinitos aromas, sabores que superan la capacidad humana de clasificación.