01. Pensar que tantos jóvenes de mi edad morían en el frente o volvían lisiados me impedía disfrutar de mi propia vida.
02. Hay una razón principal (por la que me dediqué al ajedrez), aunque haya otras secundarias, como el hecho evidente de que me gustase. La razón que voy a darle le parecerá ingenua e inverosímil, pero es la verdad. Cuando era adolescente había leído en el periódico que un joven músico famoso había intercedido ante Stalin por su padre, un preso político. Y que la cosa había funcionado. Bueno, yo no creía que pudiese llegar a ser lo que se dice famoso en ajedrez, pero quizá si llegaba a conseguir cierto nombre, podría interceder por mi padre ante el Gobierno...
03. (...) Tenía mis razones para no convertirme en Campeón Mundial, puesto que, en aquellos tiempos, semejante título implicaba encerrarse en un mundo oficial de burocracia ajedrecística, con muchas obligaciones formales, y tal estado de cosas no es comparable con mi carácter. Desde mi infancia siempre traté de ser un hombre libre, y a pesar del país en que crecí, he intentado vivir toda la vida con este espíritu. Por eso, me considero muy afortunado al pensar igual hoy, ahora que puedo disfrutar de mi libertad.
04. Si un jugador tiene miedo a reveses competitivos, nunca creará nada nuevo.