01. ¿Quién podría ser tan arrogante como para saber cuáles son los actos que se unen y sostienen mutuamente y cuáles los que caerán en el ridículo y en el olvido fuera de lo que merece llamarse un patrimonio? En vez de insistir en esto, más vale que nos impongamos la única norma importante: mantenernos libres de tristeza y de indiferencia.
02. Al principio, cuando un hombre está sometido a la presión de una fuerza superior...Totalmente sometido...Llega a un límite en el que todo lo que odia se convierte en objeto de un culto, pero a la vez se niega a reconocerlo. Es muy desagradable. Entonces, la única solución es situarse más cerca que nadie del centro de esa fuerza y allí encuentra el calor y el estímulo.
03. Doy gracias por haber sobrevivido. Por haber conocido la desgracia. Por haber dejado de ser el que fui. No quiero olvidar el común destino de los hombres ni reclamar para mí una suerte especial. Quiero encontrar el camino de la justicia y librarme de lo superfluo y no conservar sino lo que merezca ser conservado. Quiero utilizar mi cólera y tener esa fuerza que sólo da el silencio.
04. Mi patria. Todo es en ella pequeño, anejo a un pedacito de tierra, a estrechos rectángulos cultivados-jardincitos, breves surcos, un campesino a caballo, una viejecita con su vaca, la tienda, unos vecinos apoyados en la verja, las jóvenes guardesas de ocas, chicas con sus pies descalzos enrojecidos-, todo ello fuera de este tiempo que ha producido las máquinas de guerra y los libros de doctrina política.
05. La muerte de un hombre es como la caída de una poderosa nación que tuvo valientes ejércitos, capitanes y profetas, y ricos puertos y barcos en todos los mares, pero ahora no socorrerá ninguna sitiada ciudad, no entrará en ninguna alianza, porque sus ciudades están vacías, su población dispersa, su tierra que una vez proveyó de cosechas está saturada de cardos, su misión olvidada, su lengua perdida, el dialecto de un pueblo puesto sobre inaccesibles montañas.
06. Piotr, hijo, has pasado por todo eso y has vuelto. Pues bien, ahora te digo: vete otra vez. No te ocupes de mí. No debes empezar aquí una nueva vida. Yo no necesito nada; ya me las arreglaré. Huye, porque después será demasiado tarde. Huir. Ésta había sido su ilusión en el vagón de ganado que lo llevaba a los Urales; todos los presos tenían la misma ilusión. Allá en el campo de concentración, examinaban una por una todas las posibilidades, pero no había nada que hacer.
+ Frases de Campo de concentración
07. En realidad, en los pájaros, todo causa inquietud: sí, existen, pero ¿Podemos simplemente afirmarlo y luego nada? La luz centellea en sus plumas cuando vuelan; del cálido amarillo interior de los picos, que los polluelos abren en su nido escondido entre las ramas, nos llega como una corriente de relación amorosa. Y la gente considera que los pájaros no son más que un detalle sin importancia, algo así como un adorno móvil, casi ni se fijan en ellos, cuando lo que deberían hacer ante semejantes maravillas, es dedicar toda su vida a una sola finalidad: meditar sobre la felicidad.
08. Nadie vive solo: cada uno habla con los que ya han pasado, cuyas vidas se encarnan en él, sube los peldaños y, siguiendo su huella, visita los rincones del edificio de la historia. De sus esperanzas y frustraciones, de los signos que han quedado tras ellos, aunque no sea más que una letra esculpida en una piedra, nacen la serenidad y la moderación para poder emitir luego un juicio sobre uno mismo. Pueden considerarse afortunados los que llegan a conseguirlo. Nunca y en ningún lugar se sienten solos y aislados, les fortalece el recuerdo de todos los que, al igual que ellos, tendieron hacia un objetivo inalcanzable.