01. Cuando me muera, voy a ver el revestimiento del mundo. La otra cara, más allá de las aves, las montañas, la puesta de sol.
02. Siempre he sabido que seré obrero en la viña, al igual que todos mis contemporáneos, conscientes de ello, o inconscientes.
03. Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos, de estos pesados huesos.
04. Es arduo adivinar de dónde viene el orgullo de los poetas cuando tan a menudo quedan avergonzados por la revelación de su fragilidad.
05. Escribir fue para mí estrategia de protección, de borrar las huellas. Porque a la gente no puede gustarle aquél que alcanza lo prohibido.
06. Caminaste por la calle y allí estaban: el látigo y el derramamiento de sangre. Recuerda por lo tanto que no hay duda: Ciertamente existe el infierno.
07. Nunca más me arrodillaré en mi pequeño país, junto a un río, Para que lo pétreo en mí se pueda disolver, Para que nada quede sino mis lágrimas, lágrimas.
08. Para muchos hombres, como para esos chicos, batirse en la guerra es sólo un deber para con Dios y con la patria. Para otros, en cambio, es una forma de suicidio.
09. Los poemas deben escribirse rara vez y de mala gana, bajo penas intolerables y sólo con la esperanza de que los buenos espíritus, no los malos, nos elijan como instrumento.
10. El fanatismo con el que clasificaba a las personas en dignas e indignas, según si las veía capaces o no de pasión, era una muestra de las exaltadas exigencias de su corazón.
11. Siempre he aspirado a una forma mucho más amplia que, libre de las aspiraciones de la poesía y la prosa, nos dejase entendernos sin exponer a lector y autor a sublimes agonías.
12. El propósito de la poesía es recordarnos qué difícil es seguir siendo una sola persona, ya que está abierta nuestra casa, no tiene llaves y huéspedes invisibles entran y salen a su antojo.