Frases de Cristina De Suecia

01. La grandeza y el amor son como los perfumes; los que los llevan apenas los sienten.

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02. Es necesario tratar de superarse siempre; esa tarea debe durar toda la vida.

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03. Hay una estrella que nos une por encima de las almas comunes, a pesar de la edad y mundos diferentes.

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04. Las monjas y las mujeres casadas son igualmente infelices, pero de distinta forma.

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05. La sabiduría es el pilar del reino.

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06. La vida se convierte en inútil e insípida cuando dejamos de ser amigos o enemigos.

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07. Me encantan los hombres, no porque sean hombres, sino porque no son mujeres.

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08. Los tontos son más peligrosos que los ateos.

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Cristina De Suecia

Cristina De Suecia
  • 8 de diciembre de 1626
  • Estocolmo, Suecia
  • 19 de abril de 1689
  • Roma, Italia

Reina sueca (1632-1654) y duquesa de Bremen y princesa de Verden (1648-1654), persona con una gran inquietud intelectual y protectora de las letras y las artes.

Sobre Cristina De Suecia

En 1630 Suecia se involucró en la Guerra de los Treinta Años, por lo que el padre de Cristina marchó a la guerra, dejándola a cargo del canciller Axel Oxenstierna.

Dos años más tarde cayó el rey en la Batalla de Lützen, y antes de cumplir los seis años, Cristina se convirtió en reina de Suecia, bajo la regencia del canciller, quién se encargó de su educación en asuntos de estado y política.

Cristina De Suecia demostró una gran facilidad de aprendizaje, estudiando idiomas, filosofía, historia, teología y astronomía.

En 1644, a los dieciocho años, fue declarada mayor de edad y asumió como soberana, reemplazando gradualmente al canciller Oxenstierna en sus funciones.

En 1645, Cristina De Suecia firmó el tratado de Brömsebro con Dinamarca, obteniendo importantes concesiones, y agilizó las negociaciones de los tratados de Westfalia (1648), dando un decisivo paso para la conversión de Suecia en una gran potencia.

En 1654 renunció al trono en favor de su primo Carlos Gustavo príncipe del Palatinado, que fue coronado como Carlos X Gustavo (1654-1660).

A partir de entonces se dedicó a viajar y pasó largas estancias en diversos países europeos, estableciéndose en Bruselas.

Más tarde, Cristina De Suecia anunciaría su conversión al catolicismo, hecho que produjo gran revuelo en Suecia, teniendo en cuenta la tradición protestante de su familia.

Estuvo en Italia, Francia hasta fijar su residencia en Fontainebleau, París, dónde se vio envuelta en el asesinato de su presunto amante.

Tras el escándalo, se trasladó a Roma, donde pasó el resto de sus días, visitando claustros, iglesias, colegios, museos, bibliotecas y todo lugar que pudiera tener importancia religiosa y cultural para ella.

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