01. Un pez nada en el fondo del mosaico igual que en el de la laguna, el símbolo del Señor que se encarnado también en el alimento cotidiano de quien se afana entre la tierra y el mar. A veces, cuando la marea se retira, se queda un pececillo en un charco y los niños lo meten en un cubo, lo cogen con la mano y juguetean felices con él, pero el pez se debate, las branquias se abren y se cierran ansiosas, nadie le ha preguntado si le gusta aquel juego e incluso para el niño algo, al menos durante un rato, cambia cuando el pez deja de moverse.
02. El agua para el pescador y el marinero, es vida y muerte, sustento e insidia; corroe la madera del barco igual que la vida del hombre que se aventura en el mar pérfido y amargo, fiándose de la frágil tabla en la que posa sus pies y que lo separa del abismo. El barco protege de las tempestades, pero también dirige su proa hacia el huracán y el naufragio, más allá de los cuales está el puerto. El marinero, en sus penalidades, está más cerca del naufragio y de la orilla afortunada; las aguas de los abismos son también una gran fuente bautismal.
03. La gente entra y sale del Café, a sus espaldas las hojas de la puerta continúan oscilando, una breve bocanada de aire hace ondear el humo estancado. La oscilación tiene cada vez un aliento más corto, un latido más breve. En el humo flotan franjas de polvillo luminoso, espiras de serpentinas se desenrollan lentamente, lábiles guirnaldas al cuello de los náufragos aferrados a sus mesas. El humo envuelve las cosas con una capa de blanda y opaca, capullo en el que la crisálida quisiera guarecerse indefinidamente, ahorrándose el dolor de la mariposa. Pero la pluma que garabatea hiende el capullo y libera a la mariposa, que bate atemorizada las alas.
04. En el famoso e inmenso conjunto de viviendas obreras construidas por la "Viena roja", el municipio socialista, después de la Primera Guerra Mundial, nació de la voluntad de reformar, de una confianza en el progreso, del intento de construir una sociedad diferente, abierta a nuevas clases y destinada a ser guiada por éstas. Hoy resulta fácil sonreír ante esta uniforme grisura cuartelera. Pero los patios y los parterres poseen cierta melancólica alegría, hablan de los juegos de los niños que, antes de estas casas, habitaban en tugurios o en ratoneras sin nombre y del orgullo de las familias que en estas casas, por primera vez, tuvieron la posibilidad de vivir con dignidad, como personas.
05. Don Quijote es grande porque se empeña en creer, negando la evidencia, que la bacía del barbero es el yelmo de Mambrino y la zafia Aldonza es la encantadora Dulcinea. Pero don Quijote por sí solo, sería penoso y peligroso, como es la utopía cuando violenta la realidad. (...) Don Quijote necesita a Sancho Panza, que se da cuenta de que el yelmo de Mambrino es una bacinilla y percibe el olor a estable de Aldonza, pero entiende que el mundo no está completo ni es verdadero si no se va en busca de ese yelmo hechizado y esa beldad luminosa. Sancho sigue al enloquecido caballero -es más, cuando éste recobra la cordura, se siente perdido y reclama nuevas aventuras encantadas.
06. Mi malestar respecto de la política no se lo atribuyo a la política en sí, como muchos otros intelectuales que se presentan a elecciones y después se declaran "decepcionados" de la política, como si la política estuviera ahí para engañar a sus almas delicadas. El problema más difícil que pude constatar es la terrible diferencia que existe entre los tiempos de la política, que requiere debates, propuestas, discusiones, contrapropuestas, enmiendas y la velocidad de las transformaciones sociales, que plantean cada día distintos problemas que deberían ser controlados y resueltos políticamente y que cuando encuentran una solución política, en cierto aspecto ya quedaron atrás, porque fueron superados tecnológicamente. El desafío del sistema político actual es conseguir conciliar los tiempos de las transformaciones sociales con el control democrático.
07. La estandarizada altanería con respecto a la masa es un comportamiento típicamente masificado. Quien habla de la estupidez general tiene que saber que no es inmune a ella, porque hasta Homero desciende del Olimpo de vez en cuando; debe asumirla en sí mismo como riesgo y destino común de los hombres, consciente de ser alguna veces más inteligente y otras más tonto que su vecino de casas o de tranvía, porque el viento sopla hacia donde quiere y nadie puede estar nunca seguro de que, en ese momento o un instante después, no le abandone el viento del espíritu. Los grandes humoristas y los grandes cómicos, de Cervantes a Sterne o a Buster Keaton, nos hacen reír con la miseria humana porque también la descubren y en primer lugar en ellos mismos, y esta risa implica una amorosa comprensión del destino común.
08. El río Danubio es el viaje-encuentro de Oriente y Occidente, síntesis del Cáucaso y de Alemania, primavera helénica que debería florecer de nuevo en tierra alemana y regresar a los dioses.
09. Tal vez sea eso el pecado original, ser incapaces de amar y de ser felices, de vivir a fondo el tiempo, el instante, sin la manía de quemarlo, de hacer que acabe pronto.