01. El exceso de riqueza es la causa de la codicia.
02. ¿Quién ha amado que no haya amado a primera vista?
03. Tengo a la religión por un juguete de niños y sostengo que no hay otro pecado que la ignorancia.
04. Marchemos contra los poderes del cielo y colguemos en el firmamento negras flámulas para anunciar la matanza de los dioses.
05. Ladrad, perros, que yo frenaré vuestras lenguas con bozal más apretado que de bruñido acero, hasta los conductos de vuestras odiosas gargantas.
06. ¡Oh, condenado monstruo, o más bien demonio del infierno, aunque las crueldades de éstos no son parejas a las tuyas, ni en ellas late tan acerbo odio!
07. Viviré haciendo mi amigo a quien más provecho me dé. Esta es la vida que solemos llevar los judíos, como es razonable, porque los cristianos hacen igual.
08. Un monstruo de quinientas mil cabezas, mezcla de rapiña, piratería y pillaje, la hez de los hombres y el odio y azote de Dios, nos daña con sus devastaciones en Egipto.
09. (...) Pero nosotros tenemos que pecar y por consecuencia que morir, y morir con eterna muerte. ¿Cómo llamar a esta doctrina? «Che será, será». ¿Lo que ha de ser ha de ser? ¡Adiós teología!
10. Las bestias son felices porque cuando mueren sus almas se disuelven pronto en los elementos, mientras la mía vivirá para ser atormentada en el infierno y maldecida por los padres que me engendraron.
11. Yo soy la Codicia, engendrada por un avaro en un viejo bolsón de cuero, y, de cumplirse mis deseos, haría que esta casa y cuantos en ella hay se convirtieran en oro para poder encerrarlos en mi buen cofre. ¡Oh, mi dulce oro!
12. Soy la Ira. No tengo padre ni madre y broté de la boca de un león cuando yo apenas tenía media hora de vida. Desde entonces siempre ando por el mundo con esta caja de espadas, hiriéndome a mí mismo cuando no puedo herir a otros.