01. Penas hay tan secretas en nuestra vida, con que sangra por dentro tan honda herida, que el tiempo que remedía toda amargura a ésta sola adormece, pero no cura.
02. Por trepar a cogerla, se me partió la rama- ¡Ay manzanita roja, tentadora y falaz, de la copa del árbol risueña desafías la avidez de las manos, ilusión ideal!
03. Al alcance de mis labios pones la copa de hiel, y con dulzura divina me convidas a beber. Sí, Bien mío, sin quejarme por tu amor la beberé, aunque con llanto en los ojos, y aunque la beba sin sed.
04. Te adueñaste del corazón, ni cómo; y el dominio que ahora tienes en mí, lo tomo como viviente prueba de que mi alto destino será un día perderme dentro del mar divino de una dicha sin límite ni término jamás...
05. Y el corazón lloraba del hogar al recuerdo seductor... Mas al fin a tus pies caí rendido con divina ilusión; y el viviente holocausto consumé en aquel día por tu amor, y llorando Te dije: "Voy ahora, ya todo tuyo soy..."
06. Ser todo tuyo...Intimidad divina...No son palabras, ni ficción o juego, sino lucha interior que a sangre y fuego se traba, y sólo con morir termina. O muere el propio amor, o lenta y triste se alarga de por vida la contienda, hasta que el alma a costa suya entienda que a tu exigencia en vano se resiste.
07. Y ¿Qué es verdad en el poeta? -El alma hecha espejo viviente de sí misma; es la visión de la conciencia en calma cuando en la propia intimidad se abisma, es la voz primigenia que en si escucha, voz acallada siempre y siempre en vela, es la mudez del ser que en ciega lucha cobra un instante el habla y se revela.