Frases de Alexander Alekhine - Página 2

01. El pretexto de la falta de tiempo no es justificable. La incapacidad del maestro experimentado para atenerse al tiempo es un defecto como incurrir en un error.

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02. En general, hay que conocer bien al adversario antes de empezar a jugar. Así, la partida se convierte en el medidor del individualismo y del amor propio, que juega un papel enorme en el resultado del juego.

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03. Por medio del ajedrez desarrolle mi carácter... El ajedrez nos enseña, primero que todo a ser objetivos... en ajedrez uno solo puede llegar a ser Gran Maestro solo si es capaz de reconocer sus errores. Es exactamente como en la vida. "Gran ajedrez" (1947)

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04. No juego al ajedrez, lucho en ajedrez. Por consiguiente, trato de combinar la táctica con la estrategia, lo fantástico con lo científico, lo combinativo con lo posicional, y trato de responder a las demandas de cada posición específica.

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05. Durante toda mi vida, y especialmente después de ganar el título de campeón, decían que era enemigo de los soviéticos. Eso me dolía profundamente y me impedía el contacto con el país en el que había nacido y al que nunca he dejado de querer.

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06. El ajedrez no es para mí un juego sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho sino que tiene la obligación de considerarse artista.

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07. (...) Una lucha llevada a cabo por ambos bandos, con grandes deseos de victoria, por lo que ofreció en su desarrollo grandes dificultades y no pocos errores. Esta fue la primera partida desde el año 1934 que conseguí ganar a Bogoljubof, conduciendo yo las negras. "Gran ajedrez" (1947)

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08. Habiendo emprendido desde hace ya varios meses una tournée ajedrecística por América del Sur, y habiendo encontrado en esta ocasión los mejores jugadores de casi todos los Estados en plena actividad, puedo afirmar que el ajedrez brasileño ocupa en ellos uno de los primeros puestos. "Gran ajedrez" (1947)

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09. La organización de este torneo (Buenos Aires 1939), único en cuanto a sus proporciones en la historia ajedrecística, demuestra también que el gran sentido cultural de nuestro juego -que asocia tan felizmente los elementos del deporte y de las artes- es en la hora actual reconocido sin discusión por el mundo entero. "Gran ajedrez" (1947)

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10. (...) Aunque entonces tenía yo solamente quince años y no podía juzgar sobre mi verdadera fuerza, o, por mejor decir, debilidad, me resultaba bien claro que no debía envanecerme demasiado por este éxito, ya que mi adversario -un señor anciano y muy simpático- carecía de toda ambición de lucha y, lo que era peor, de verdadera clase de ajedrecista. "Gran ajedrez" (1947)

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11. Cuando juego al ajedrez, dentro de mí se libra una extraña batalla entre la fantasía por un lado y el razonamiento sensato por el otro. El exceso de imaginación o de pensamiento racional pueden ser igualmente peligrosos. Esas dos fuerzas tiran hacia lados opuestos y, sin embargo, hay que mantenerlas en armonía. Es lo que intento hacer cuando puedo. No obstante, en mi caso predomina la fantasía. Actúa dentro de mí con mayor intensidad. Tendré que domarla como sea.

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Influencias

Alexander Alekhine

Alexander Alekhine

Abogado y ajedrecista ruso conocido por su estilo combativo y arriesgado, campeón del mundo durante 17 años y uno de los mejores jugadores de ajedrez de la historia.

Sobre Alexander Alekhine

Alexander Alekhine nació en el seno de una familia adinerada de Moscú, de padre terrateniente Alexandr Alekhine y madre Ines Projorova, hija de un poderoso industrial.

En 1903, con once años de edad, comenzó a jugar al ajedrez por correspondencia, dado que estaba prohibida la entrada y participación de menores en los clubes de ajedrez de la época.

Alexander Alekhine estudió en la Escuela Imperial Superior de Leyes para Nobles y paralelamente siguió perfeccionando sus habilidades innatas, llegando a la categoría de maestro a los diecisiete (1909).

En 1914 se recibe de abogado y comienza a trabajar en el Ministerio de relaciones Exteriores, siendo merecedor ese mismo año del título de Gran Maestro, entregado por el Zar Nicolás II.

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) encontró a Alexander Alekhine jugando un torneo en Mannheim (Alemania), donde fue hecho prisionero junto a varios compatriotas y sus días en campo de Rastatt los aprovechó para jugar partidas "a la ciega" (consistentes en jugar sin ver el tablero, memorizando las posiciones).

En 1915 fue liberado y retorno a Rusia, donde se incorporó a la Cruz Roja y prestó servicios durante un año, teniendo que abandonar tras ser herido de gravedad en Galitzia (parte de Austria-Hungría, actual Polonia).

Por su comportamiento durante la guerra, Alexander Alekhine fue galardonado con la Cruz de San Estanislao, la Cruz de San Jorge y la medalla de la Cruz Roja.

Tras la Revolución rusa (1917), le fueron confiscados todos sus bienes, arruinándolo económicamente y terminando con su corta carrera como investigador criminal en Moscú.

En 1920, Alexander Alekhine trabajó como intérprete en el Partido Comunista y fue nombrado Secretario del Departamento de Educación.

En 1925 se trasladó a Francia, donde se doctoró en la Facultad de Derecho de la Universidad de París y tiempo después se nacionalizó francés.

A comienzos de 1925, Alexander Alekhine rompió el record mundial al jugar 28 juegos simultáneos a ojos vendados, ganando 22 juegos, con 3 empates y 3 derrotas.

En 1927 obtuvo el campeonato mundial de ajedrez tras vencer a José Raúl Capablanca en Buenos Aires, por 6 victorias, 25 empates y 3 derrotas y se convierte en el cuarto Campeón Mundial de Ajedrez.

En 1929 y 1934 defendió el título ante Yefim Bogoliubov, al que derrotó en las dos ocasiones, pero en 1935 no pudo retenerlo al perder con Max Euwe, recuperándolo frente al mismo rival en 1937, y conservando el título hasta su muerte en 1946.

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Alexander Alekhine ingresó en el ejército francés como intérprete, pero fue detenido por los alemanes, quienes le ofrecen trato preferencial a cambio de que intervenga en torneos.

Terminada la guerra, se organiza el nuevo título mundial, para lo cual invitan a cinco ajedrecistas a disputar un match de donde saldría el nuevo campeón mundial de ajedrez, y se lo excluye por su vinculación con los alemanes.

Alexander Alekhin se vuelve iracundo, prepotente, soberbio y alcohólico, falleciendo en el cuarto de hotel en Estoril (Portugal).

Tras varias semanas sin que nadie reclamara su cuerpo, la Federación Portuguesa de Ajedrez se hizo cargo del funeral.

Con 49 torneos ganados, Alexander Alekhin quedó en la historia como uno de los mejores jugadores de ajedrez de la historia, y quizás el más peligroso atacante de todos los tiempos, combinando fantasía, capacidad y preparación.

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