01. Los políticos siguen siendo los mismos; la única diferencia estriba en que los fascistas alzaban el brazo con la palma de la mano hacia abajo mientras que los actuales "demócratas" extienden el brazo hacia abajo con la palma hacia arriba.
02. Cualquiera que sea el tiempo en que se nace hay que embarcarse en la aventura de ese tiempo o quedas varado hasta que te mueres, sea en el siglo que sea. Solo te conceden una vida, unos años, si los vives intensamente es como si vivieras diez vidas.
03. Los fascistas hicieron correr ríos de sangre pero no consiguieron apagar la llama de la esperanza en un mundo en que al fin imperara la justicia. Los actuares socialistas están haciendo correr ríos de tinta que a ese respecto se muestra mucho más eficaz que la sangre.
04. El socialismo, como el fuego, es muy hermoso cuando se contempla desde una cierta distancia. Pero cuando te encuentras rodeado por cierto tipo de socialistas, como por cierto de tipo de llamas, empieza a no serlo tanto. A su paso tan solo dejan decepción, desolación y cenizas.
05. Fascista no es únicamente el que alza el brazo en público. Al fin y al cabo ése es el menos peligroso, puesto que al menos tiene el valor de declararlo. Fascista es aquel que, además, se disfraza de demócrata, al igual que el peor pederasta es el que canta misa y viste sotana.
06. (...) Los tanques arden, los misiles explotan y los portaviones se hunden, pero las ideas, sobre todo cuando son brillantes y justas, no arden, ni explotan, ni se hunden, sino que acaban por imponerse y prevalecer a lo largo de los siglos, por lo que seguirán vigentes cuando de los que utilizaban esos tanques y esos misiles ya no quede ni el más leve recuerdo.
07. El amor es un misterio con un millón de años a sus espaldas, repetido a diario en cada rincón del mundo pero no por ello menos desconocido y sorprendente puesto que surge de improviso sin razón aparente, se alimenta de sí mismo, crece y ocasiones muere al igual que nació, sin razón válida alguna que sirva para aclarar por qué llegó o por qué se fue, qué cuna lo meció o en que tumba se enterró.
08. Lo más terrible en la destrucción de lo que fuera una gran nación no estriba en que fue vencida por poderosos ejércitos, una plaga o un terremoto. La derribaron miles de ratas propias, de muy diverso pelaje e ideología, que le fueron royendo los cimientos, el corazón y las entrañas. Al fin y al cabo cuando las más hermosas criaturas mueren sus propios gusanos las devoran hasta que mueren a su vez porque no han dejado nada.
09. Las guerras armadas estallan de tanto en tanto e incluso en algunos países transcurren décadas antes de que se involucren en alguna, pero las solapadas guerras económicas se libran día tras día, semana tras semana, año tras año y siglo tras siglo, sin que jamás se decrete un alto el fuego o se establezca una tregua con el fin curar a los heridos o enterrar a los muertos. Las balas y las bombas hacen correr la sangre pero las órdenes de compra y venta hacen correr dinero, y en su carrera ese dinero se lleva por delante más vidas que las balas o las bombas. Las naciones que pierden guerras logran resurgir de sus cenizas, pero las que pierden mercados se hunden en la crisis y la desesperanza.
10. Los medios de comunicación son el mejor termómetro de la decadencia y destrucción de nuestro mundo. Por un lado nos muestran el hambre, las desgracias, las guerras, las plagas y el dolor de quienes no pueden pagar sus hipotecas. Del otro, incluso en la misma página, nos bombardean con anuncios de coches de lujo, botellas de vino que cuestan lo que gasta una familia en todo un mes, relojes de oro y brillantes, cocineros que preparan platos exóticos y sofisticadas mujeres semidesnudas o cubiertas de joyas. Con tal comportamiento, en cierto modo sádico, no es de extrañar que aquellos que están pasando apuros por culpa de una crisis que crearon los poderosos se vayan alejando día tras día de unos medios de comunicación que se complacen en hurgar en la herida de su impotencia.