Frases de La brisca del cinco

La brisca del cinco

8 frases de La brisca del cinco (La briscola in cinque) de Marco Malvaldi... Libro de Marco Malvaldi.

Frases de Marco Malvaldi

Frases de La brisca del cinco Marco Malvaldi

01. Lo único agradable que se puede hacer un día de mediados de agosto a las dos en punto de la tarde, cuando se respira calor líquido e intentas no pensar en que aún faltan seis o siete horas para la cena, es ir con algún amigo a tomar algo a un bar.


02. Éstos no quieren beber y comer bien, quieren aparentar que entienden y que son unos enterados. Que hagan lo que quieran. Yo vendo vino y comida, no discursos.


03. El servicio era correcto, pero informal, y la decoración no era rebuscada; además, si alguien, por casualidad, manifestaba alguna contrariedad con respecto a la comida, el comentario siempre hallaba la manera de llegar a oídos del chef de cuisine, Otello Brondi, apodado Tablón. Dicho personaje, si bien dotado de un innegable talento en el arte apiciano, no había sido demasiado favorecido por las musas en el resto de aspectos, por lo cual el comensal crítico se solía encontrar, al lado de la mesa, un metro cúbico de barriga de cocinero guarnecido por dos antebrazos gruesos y peludos como osos, preguntándole "¿Cómo es posible que no te guste?", en tono no precisamente servicial.


04. Edad: diecinueve años; Sexo: femenino, si es que es necesario un médico para determinar eso; Muerta hace entre dos y cinco horas, ni menos ni más. Causa del fallecimiento: estrangulación. Varios: el mundo está lleno de cabrones.


05. Lo importante, cuando se cotillea, es mantener una actitud formal. El divulgador debe exigir el máximo secreto, y los presentes, estar de acuerdo con ello; después, está claro que harán galopar la noticia por donde puedan. Es sólo cuestión de tiempo. Si alguien pide "sed discretos" no quiere decir "contádselo a la menor cantidad de gente posible", sino "resistid un mínimo de tiempo antes de explotar, así las huellas que conducen hasta mí serán más difíciles de seguir".


06. En el interior del local, en cambio, los autóctonos iniciaban la feliz evolución del proceso peristáltico con el rito que caracteriza desde siempre a los italianos en el bar y que se puede pedir a cualquier hora del día y de la noche sin que el reglamento no escrito de todos los bares de Italia les clasifique como teutones. O sea, el café.


07. En el momento del que se está hablando, el BarLume tenía en la carta diez tipos distintos de café, del que Massimo era, como italiano y como matemático, un enorme admirador, por no decir maniático: desde un Arábica de tostado artesanal que hacía que le enviasen desde un tostadero de Seravezza (y que era servido a quien pedía sencillamente "un café"), al Caracolito de granos pequeños y muy perfumados, por desgracia no siempre disponible, pero del que Massimo se sentía en secreto orgulloso, como si lo hubiera hecho él.


08. El tono, el tono. Es siempre el tono el que hace la pregunta. La misma pregunta, formulada en dos tonos diversos, puede llevar a una respuesta o a una riña.

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