Frases de El poder de los hábitos

El poder de los hábitos

37 frases de El poder de los hábitos (The power of habit) de Charles Duhigg... Cada una de las elecciones que hacemos a diario no son la consecuencia de decisiones meditadas... Son hábitos. ¿Podemos cambiarlos? Una profunda investigación que demuestra cómo dominar las costumbres.

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Frases de El poder de los hábitos Charles Duhigg

01. El cambio puede no ser rápido y no siempre es fácil. Pero con tiempo y esfuerzo, casi cualquier hábito puede ser reformado.


02. Por lo general, las personas que hacen ejercicio comienzan a comer mejor y a ser más productivas en el trabajo. Fuman menos y muestran más paciencia con sus colegas y familiares. Usan sus tarjetas de crédito con menos frecuencia y dicen que se sienten menos estresados. El ejercicio es un hábito clave que provoca un cambio generalizado.


03. La regla de oro del cambio de hábito: no puedes extinguir un mal hábito, solo puedes cambiarlo.


04. Los campeones no hacen cosas extraordinarias. Hacen cosas ordinarias, pero las hacen sin pensar, demasiado rápido para que el otro equipo reaccione. Siguen los hábitos que han aprendido.


05. La fuerza de voluntad no es solo una habilidad. Es un músculo, como los músculos de los brazos o las piernas, y se cansa a medida que trabaja más duro, por lo que queda menos energía para otras cosas.


06. Este es el verdadero poder del hábito: la percepción de que tus hábitos son lo que eliges que sean.


07. Si crees que puedes cambiar, si lo conviertes en un hábito, el cambio se vuelve real.


08. Hay un instinto natural incrustado en la amistad, una simpatía que nos hace dispuestos a luchar por alguien que nos gusta cuando son tratados injustamente.


09. Los pequeños triunfos son una aplicación constante de una pequeña ventaja.


10. Ocultar lo que sabes a veces es tan importante como saberlo...


11. Una vez que sabes que existe un hábito, tienes la responsabilidad de cambiarlo.


12. Si quieres hacer algo que requiera fuerza de voluntad, como salir a correr después del trabajo, tienes que conservar tu fuerza de voluntad muscular durante el día.


13. El cambio genuino requiere trabajo y auto comprensión de los antojos que conducen las conductas.


14. Los hábitos son poderosos, pero delicados. Pueden emerger fuera de nuestra conciencia o pueden diseñarse deliberadamente. A menudo ocurren sin nuestro permiso, pero se pueden remodelar jugueteando con sus partes. Dan forma a nuestras vidas mucho más de lo que pensamos, son tan fuertes, de hecho, que hacen que nuestros cerebros se aferren a ellos excluyendo todo lo demás, incluido el sentido común.


15. No hay nada que no puedas hacer si tienes los hábitos correctos.


16. La mayoría de los economistas están acostumbrados a tratar a las empresas como lugares idílicos donde todos se dedican a un objetivo común: ganar la mayor cantidad de dinero posible. En el mundo real, así no es cómo funcionan las cosas. Las empresas no son grandes familias felices donde todos juegan juntos muy bien. Más bien, la mayoría de los lugares de trabajo están formados por feudos donde los ejecutivos compiten por el poder y el crédito, a menudo en escaramuzas ocultas que hacen que sus propias actuaciones parezcan superiores y que sus rivales parezcan peores. Las divisiones compiten por los recursos y se sabotean mutuamente para robar la gloria. Los jefes enfrentan a sus subordinados para que nadie pueda dar un golpe.


17. Las empresas no son familias. Son campos de batalla en una guerra civil. Sin embargo, a pesar de esta capacidad de guerra interna, la mayoría de las compañías avanzan relativamente pacíficamente, año tras año, porque tienen rutinas -hábitos- que crean treguas que les permiten a todos dejar de lado sus rivalidades el tiempo suficiente para hacer un día de trabajo.


18. Ya sea que vendamos una nueva canción, un nuevo alimento o una nueva cuna, la lección es la misma: si viste algo nuevo con viejos hábitos, es más fácil para el público aceptarlo.


19. Para cambiar un viejo hábito, debes abordar un viejo anhelo. Tienes que mantener las mismas señales y recompensas que antes, y alimentar el antojo mediante la inserción de una nueva rutina.


20. Así es como la fuerza de voluntad se convierte en un hábito: eligiendo un determinado comportamiento antes de tiempo, y luego siguiendo esa rutina cuando llega el punto de inflexión.


21. Los buenos líderes aprovechan las crisis para rehacer los hábitos organizacionales.


22. Cuando surge un hábito, el cerebro deja de participar por completo en la toma de decisiones. Deja de trabajar tan duro o desvía el enfoque a otras tareas. Así que a menos que deliberadamente luches contra un hábito, a menos que encuentres nuevas rutinas, el patrón se desarrollará automáticamente.


23. (...) ¿Cómo vas a estudiar esta noche? ¿Qué vas a hacer mañana? ¿Cómo sabes que estás listo para tu prueba? (...) Me entrenó para establecer metas.


24. Cuando aprendes a forzarte para ir al gimnasio o empezar a hacer la tarea o comer una ensalada en lugar de una hamburguesa, parte de lo que sucede es que estás cambiando tu forma de pensar.


25. Los hábitos, dicen los científicos, surgen porque el cerebro busca constantemente maneras de ahorrar esfuerzo.


26. La reforma generalmente solo es posible una vez que se produce una sensación de crisis...


27. "Las personas tienen hábitos; los grupos tienen rutinas", escribió el académico Geoffrey Hodgson..."Las rutinas son el análogo organizacional de los hábitos".


28. Una empresa con hábitos disfuncionales no puede cambiar simplemente porque un líder lo ordena.


29. El cerebro tiene esta increíble capacidad de encontrar la felicidad incluso cuando los recuerdos se han ido.


30. No hay organizaciones sin hábitos institucionales. Solo hay lugares donde se diseñan deliberadamente, y lugares donde se crean sin premeditación, por lo que a menudo surgen de rivalidades o temores.


31. (...) Esto explica por qué los hábitos son tan poderosos: crean antojos neurológicos. La mayoría de las veces, estos antojos surgen tan gradualmente que no somos conscientes de que existen, por lo que a menudo estamos ciegos a su influencia.


32. Sin bucles de hábitos, nuestros cerebros se apagarían, abrumados por las minucias de la vida cotidiana.

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