Frases del libro "El general en su laberinto" de Gabriel García Márquez

El general en su laberinto

Disfruta de estas 32 frases de "El general en su laberinto"... Novela que sigue los últimos días del libertador Simón Bolívar mientras viaja por Sudamérica. Los pensamientos se centran en la soledad, el poder, la decadencia y la búsqueda de significado en la vida de un líder histórico.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El general en su laberinto", de Gabriel García Márquez son: ficción histórica, realismo mágico, vejez, independencia, revolución, frustración, egoísmo, corrupción política, ideales, novela biográfica.

Frases de "El general en su laberinto"

01. El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor.


02. Aquí hace tanto calor que las gallinas ponen los huevos fritos.


03. Siempre será así... Mientras los subalternos sigan mintiéndonos para complacernos.


04. El que almuerza con la soberbia cena con la vergüenza.


05. En los preámbulos del amor ningún error es corregible.


06. Estoy a merced de un destino que no es el mío.


07. Ya tenemos la independencia, General, ahora díganos que hacemos con ella.


08. No son los sistemas sino sus excesos los que deshumanizan la historia.


09. Nunca volveré a enamorarme... Es como tener dos almas al mismo tiempo.


10. Déjeme como estoy... La desesperación es la salud de los perdidos.


11. Las insurrecciones son como las olas del mar, que se suceden unas a otras.


12. Cuidado con lo que haces, pues si no, nos pierdes a ambos perdiéndote tú.


13. La lluvia se hizo eterna, y la humedad empezaba a abrir grietas en la memoria.


14. La inteligencia de su corazón le había enseñado la inutilidad de la gloria.


15. La vida le había dado ya motivos bastantes para saber que ninguna derrota era la última.


16. (...) Cuyo signo más alarmante era un desinterés por el mundo y una calma absoluta del espíritu.


17. "A los otros médicos se les mueren tantos enfermos como a mí", decía. "Pero conmigo se mueren más contentos".


18. En la larga historia de la humanidad se ha demostrado muchas veces que la vocación es hija legítima de la necesidad.


19. Todos apreciaron su esfuerzo por endulzar con una cucharadita de buenas maneras el vinagre de sus desgracias públicas y su mala salud.


20. La independencia era una simple cuestión de ganar la guerra...Los grandes sacrificios vendrían después, para hacer de estos pueblos una sola patria.


21. Es un gran hombre, un gran soldado y un amigo fiel, pero toma notas de todo... Y no hay nada más peligroso que la memoria escrita.


22. Terminó afeitándose a ciegas sin dejar de dar vueltas por el cuarto, pues procuraba verse en el espejo lo menos posible para no encontrarse con sus propios ojos.


23. Bailó casi tres horas, haciendo repetir la pieza cada vez que cambiaba de pareja, tratando quizás de reconstituir el esplendor de antaño con las cenizas de sus nostalgias.


24. No me imaginé que esta vaina fuera tan grave como para pensar en los santos óleos... Yo, que no tengo la felicidad de creer en la vida del otro mundo.


25. (...) Ni tampoco se vaya con su familia para los Estados Unidos, que son omnipotentes y terribles, y con el cuento de la libertad terminarán por plagarnos a todos de miserias.


26. "Nunca volveré a enamorarme", le confesó en su momento a José Palacios, el único ser humano con quien se permitió jamás esa clase de confidencias. "Es como tener dos almas al mismo tiempo".


27. Y váyase ahora que todavía es joven, porque un día será demasiado tarde, y entonces no se sentirá ni de aquí ni de allá. Se sentirá forastero en todas partes, y eso es peor que estar muerto.


28. (...) Lo estremeció la revelación deslumbrante de que la loca carrera entre sus males y sus sueños llegaba en aquel instante a la meta final. El resto eran las tinieblas. Carajos... ¡Cómo voy a salir de este laberinto!


29. Siempre tuvo a la muerte como un riesgo profesional sin remedio. Había hecho todas sus guerras en la línea de peligro, sin sufrir ni un rasguño, y se movía en medio del fuego contrario con una serenidad tan insensata que hasta sus oficiales se conformaron con la explicación fácil de que se creía invulnerable.


30. Antes que empezara a perder la vista se hacía leer de sus amanuenses, y terminó por no leer de otra manera por el fastidio que le causaban las antiparras. Pero su interés por lo que leía fue disminuyendo al mismo tiempo, y lo atribuyó, como siempre, a una causa ajena a su dominio. "Lo que pasa es que cada vez hay menos libros buenos", decía.


31. Hasta su desnudez era distinta, pues tenía el cuerpo pálido y la cabeza y las manos como achicharradas por el abuso de la intemperie. Había cumplido cuarenta y seis años el pasado mes de julio, pero ya sus ásperos rizos caribes se habían vuelto de ceniza y tenía los huesos desordenados por la decrepitud prematura, y todo él se veía tan desmerecido que no parecía capaz de perdurar hasta el julio siguiente.


32. Entonces cruzó los brazos contra el pecho y empezó a oír las voces radiantes de los esclavos cantando la salve de las seis en los trapiches, y vio por la ventana el diamante de Venus en el cielo que se iba para siempre, las nieves eternas, la enredadera nueva cuyas campánulas amarillas no vería florecer el sábado siguiente en la casa cerrada por el duelo, los últimos fulgores de la vida que nunca más, por los siglos de los siglos, volvería a repetirse.

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