Frases del libro "El conde de Montecristo" de Alejandro Dumas

El conde de Montecristo

Disfruta de estas 25 frases de "El conde de Montecristo"... Naufragios, mazmorras, asesinatos, traiciones, catacumbas, contrabandistas, tesoros, amoríos, reveses de fortuna, todo para crear una atmósfera irreal, extraordinaria, fantástica, a la medida del superhombre que se mueve en ella.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas son: aventura, búsqueda de justicia, venganza, lealtad, dios, encarcelado, escapar, amor inquebrantable, ficción histórica, adaptada al cine, duelo de espada, misterio, avaricia, ambición de poder.

Frases de "El conde de Montecristo"

01. Decididamente el vino es un traidor, que hace ver visiones.


02. Siempre labios que dicen lo que el corazón no siente.


03. Cada hombre tiene su pasión, lo mismo que cada fruta su gusano.


04. (...) He engendrado en vuestro corazón un sentimiento que antes no abrigaba: la venganza.


05. No existen emociones intermedias en un corazón ulcerado por una desesperación suprema.


06. La sabiduría humana se encierra por entero en estas dos palabras: ¡Confiar y esperar!


07. Lo más curioso que hay en la vida es el espectáculo de la muerte.


08. Los amigos que perdemos no reposan en la tierra... Están sepultados en nuestro corazón...


09. Los hombres generosos son siempre compasivos, cuando la desgracia de su adversario es mayor que su odio.


10. La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.


11. No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo.


12. No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.


13. La filosofía no se aprende. La filosofía es el matrimonio entre las ciencias y el genio que las aplica.


14. Las heridas mortales tienen de particular que se ocultan, pero no se cierran: siempre dolorosas, permanecen vivas y abiertas en el corazón.


15. Puede un hombre ser amable en su vida privada, honrado en sus relaciones comerciales, y ser, sin embargo, un gran culpable en política.


16. Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad.


17. (...) Había creído que me amaría bastante para esperarme, para serme fiel aun después de la muerte. Cuando volví, estaba casada. Esta es la historia de todo hombre que ha pasado por la edad de veinte años.


18. Adiós, bondad, humanidad y gratitud..., Adiós, todos los sentimientos que ennoblecen el alma. He querido ocupar el puesto de la providencia para recompensar a los buenos..., Ahora cédame el suyo el dios de las venganzas para castigar a los malvados.


19. Los reinos de los reyes están limitados, por montañas, por ríos, por cambios de costumbres, o por diversidad de lenguaje. Mi reino es grande como el mundo, porque no soy italiano, ni francés, ni indio, ni americano, ni español; soy cosmopolita.


20. Los que han nacido en cuna de púrpura y nunca han deseado nada, no saben lo que es la felicidad de vivir. Lo mismo que no pueden conocer el precio de un cielo puro los que no han entregado nunca su vida a merced de cuatro tablas arrojadas a un mar enfurecido.


21. Detesto esta vida ordenada, acompasada y sujeta a reglas como nuestro papel de música. Lo que siempre he deseado, querido y ambicionado, es la vida de artista, la vida libre, independiente, en que una no depende más que de sí misma, y en que a nadie debe dar cuenta de sus actos.


22. La exaltación de un deber quizás exagerado les había sostenido hasta entonces en las esferas superiores. La exaltación se aproxima mucho al entusiasmo y el entusiasmo nos hace insensibles a las cosas de la tierra. Era preciso al fin hablar de lo positivo después de haber apurado todo lo ideal.


23. Estoy cansada de oír hablar de fines de mes, de alza, de baja, de fondos españoles, de cuentas, etcétera. En lugar de todo eso, (...), el aire, la libertad, el canto de los pájaros, las llanuras de Lombardía, los canales de Venecia, los palacios de Roma y la playa de Nápoles...


24. ¿El rey? Lo tenía por filósofo: ¿Cómo cree que en política haya asesinatos? En política, querido mío, y vos lo sabéis tan bien como yo, no hay hombres, sino ideas; no sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, sino se allana un obstáculo.


25. Así como es necesaria la presión para hacer estallar la pólvora, así el infortunio es necesario también para descubrir ciertas minas misteriosas ocultas en la inteligencia humana. La prisión ha concentrado todas mis facultades intelectuales en un solo punto, que por ser estrecho ha ocasionado que ellas choquen unas con otras. Como ya sabéis, del choque de las nubes resulta la electricidad, de la electricidad el relámpago y del relámpago la luz.

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