Frases de De ratones y hombres

De ratones y hombres

21 frases de De ratones y hombres (Of mice and men) de John Steinbeck... Historia de Lennie y George, dos braceros al borde de la indigencia, es una denuncia implacable de las condiciones de vida en el campo californiano, pero es también un conmovedor canto a la amistad.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de John Steinbeck son: valor de la amistad, campesinos, california, trabajo esclavo, gran depresión, pobreza, indigencia, represión.

Frases de John Steinbeck Libros de John Steinbeck

Frases de De ratones y hombres John Steinbeck

01. El sabor es bueno...Pero no parece que corra. Nunca deberías beber agua que no corre.


02. Él no es muy inteligente. Sin embargo, trabaja como un diablo. Es un buen tipo, pero no tiene sesos.


03. Los libros no sirven. Un hombre necesita a alguien, alguien que esté cerca. Uno se vuelve loco si no tiene a nadie.


04. Si fuera inteligente, si fuera tan sólo un poco listo, tendría mi granja, y estaría recogiendo mis cosechas, en lugar de hacer todo el trabajo y no poseer nada de lo que nace en la tierra.


05. No se necesitan sesos para ser bueno. A veces me parece que es más bien al contrario. Casi nunca un tipo muy listo es un hombre bueno.


06. Quizás todos tienen miedo de todos los demás en este condenado mundo.


07. Es como el cielo. Todos quieren su terrenito. He leído muchos libros aquí. Nadie llega al cielo, y nadie consigue su tierra. La tienen en la cabeza, nada más.


08. Los hombres como nosotros...No tienen familia. Ganan un poco de dinero y lo gastan. No tienen en el mundo nadie a quien le importe un bledo lo que les ocurra...


09. (...) Nunca he visto a un tipo que lo consiguiera...He visto hombres que estaban casi locos de tanto desear tierra propia, pero cada vez las mujeres o los naipes se llevaban el dinero.


10. Todos quedaron en silencio. Se miraron uno a otro atónitos. Se estaba convirtiendo en realidad aquello en lo que nunca habían creído realmente.


11. El atardecer de un día cálido puso en movimiento una leve brisa entre las hojas. La sombra trepó por las colinas hacia la cumbre. Sobre la orilla de arena, los conejos estaban sentados, quietos como grises piedras esculpidas.


12. Como a veces ocurre, en un momento dado el tiempo se detuvo y ese momento duró más que cualquier otro. Y el sonido se detuvo, y el momento se detuvo durante mucho tiempo, mucho más tiempo que un momento.


13. A veces se pone uno a pensar, y no tiene a nadie que le diga sí o no. Quizás, si ve algo, no sabe si está bien o mal. No puede preguntar a nadie si también ha visto lo mismo. No puede hablar.


14. Muchas veces lo he visto: un hombre habla con otro, y no le importa si éste no lo oye o no lo comprende. La cuestión es hablar o, incluso, quedarse callado, sin hablar. Eso no importa, no importa nada...El caso es poder hablar.


15. (...) Tenemos un porvenir. Tenemos alguien con quien hablar, alguien que piensa en nosotros. No tenemos que sentarnos en un café malgastando el dinero sólo porque no hay otro lugar adonde ir. Si esos otros tipos caen en la cárcel, pueden pudrirse allí porque a nadie le importa.


16. (...) Era capaz de matar una mosca posada en el anca de la mula de varas sin tocarle la piel. Había una gravedad en sus maneras y una calma tan profunda que toda charla se interrumpía cuando él hablaba. Tan grande era su autoridad, que se aceptaba como definitiva su opinión sobre cualquier tema, fuera de política o de amor.


17. Al cabo de un momento el perro viejo entró renqueando por la puerta. Miró a su alrededor con ojos dulces, semiciegos. Husmeó, luego se tendió y puso la cabeza entre las patas.


18. ¿Por qué te gustan tanto los conejos? (...) Me gusta acariciarlos. Una vez en una feria vi unos de ésos con el pelo muy largo. Y eran bonitos, sí señor. A veces acaricio ratones, pero sólo cuando no consigo algo mejor.


19. Tal vez será mejor que se vayan...Me parece que no quiero que estén más aquí. Un hombre de color debe tener algunos derechos, aunque no le gusten.


20. ¿Por qué no le dejan estar allí? Porque soy negro. Allí juegan a las cartas, pero yo no puedo jugar porque soy negro. Dicen que huelo mal. Bueno, yo le digo que para mí todos ustedes tienen mal olor.


21. Los hombres como nosotros, que trabajan en los ranchos, son los tipos más solitarios del mundo. No tienen familia. No son de ningún lugar. Llegan a un rancho y trabajan hasta que tienen un poco de dinero, y después van a la ciudad y malgastan su dinero, y no les queda más remedio que ir a molerse los huesos en otro rancho. No tienen nada que esperar del futuro.

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