Una vibración profunda conmueve todas mis fibras patrióticas al contemplar la resurrección del espíritu cívico en la heroica ciudad de Buenos Aires.
Planificar la resurrección en otra época. ¡que falta de responsabilidad!
La lectura, resurrección de Lázaro, levantar la losa de las palabras.
Un espíritu histórico no puede tener dudas de que ha llegado el tiempo de la resurrección y que precisamente los acontecimientos que parecieron haberse dirigido en contra de su activación y amenazaban con consumar su hundimiento, han sido los signos más favorables de su regeneración.
Ahora sólo lo inesperado o lo imposible podría hacerme llorar: una resurrección, ninguna muerte.
No pensaban suficientemente hondo, así que su sentir no descendía hasta los fondos.
Los árboles inciensan, refrescan, se derraman e inundando desperezan las plumas de los pájaros y sacuden las alfombras desde las ventanas, cepillan con rocío el esfuerzo, mientras los jóvenes amantes ejecutan sus pequeñas resurrecciones.
La vida es una serie de muertes y resurrecciones.
Como cristiano que soy, creo en la Resurrección, me la figuro no como una separación de alma y cuerpo, sino como una apertura a vivir en contacto con el cosmos, disfrutando de todo lo positivo que hay en él.
Frases de Enrique Miret Magdalena
Opino que el hombre esencial es un espíritu, que ese espíritu es una sustancia organizada, pero distinta en lo material de lo que solemos comprender por materia, como ocurre con la luz o la electricidad; que el cuerpo material es, en el sentido más literal, una cobertura y que, en consecuencia, la muerte no interrumpe la existencia del hombre vivo, sino que simplemente lo extrae de su cuerpo natural, proceso iniciado en el momento justo de eso llamado muerte y cuya culminación, cuando mucho ocurrida unos cuantos días después, es la resurrección "en el poder".
Heidegger sostiene que el hombre es un ser para la muerte; todo poeta, sin embargo, crea la resurrección, entona ante la muerte un hurra victorioso. Y si alguno piensa que exagero, quedará preso de los desastres, del demonio y de los círculos infernales.
El gozo que experimentaron los apóstoles por la resurrección de Cristo, superó cualquier otro gozo que ellos tuvieron, cuando Jesús estaba todavía con ellos en su cuerpo mortal.