Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía. "El laberinto de la soledad" (1950), Octavio Paz
"El laberinto de la soledad" (1950) Frases de "El laberinto de la soledad" (1950) Frases de Octavio Paz
La línea del horizonte de Nueva York es un monumento de esplendor al que pirámides o palacios jamás podrán igualar ni aproximarse.
Si de verdad alguien quiere casarse, ya sea hombre o mujer, debería irse a Boston o a Cambridge. En Nueva York la gente está demasiado obsesionada con su vida profesional. Yo era así, y, como todo el mundo, no me tomaba muy en serio la palabra "relación".
El idioma y la cultura crean estilos. Las culturas distintas producen cosas distintas. Yo no creo que un edificio apropiado para Nueva York lo sea también para una ciudad española.
En Nueva York hay, según dicen, noventa iglesias cristianas de confesión discrepante, y la ciudad se está volviendo ahora riquísima, sobre todo desde la apertura del canal del Erie. Probablemente están convencidos de que las ideas y los sentimientos religiosos, sean del tipo que sean, forman parte de la paz dominical, mientras que el esfuerzo y la actividad, acompañados de piadosas intenciones, corresponden a los días laborales.
Frases de Johann Wolfgang Von Goethe
En el planeta Tierra el hombre siempre supuso que era más inteligente que los delfines porque había producido muchas cosas -la rueda, Nueva York, las guerras, etcétera-, mientras que los delfines lo único que habían hecho consistía en juguetear en el agua y divertirse. Pero a la inversa, los delfines siempre creyeron que eran mucho más inteligentes que el hombre, precisamente por las mismas razones. "Guía del autoestopista galáctico" (1979), Douglas Adams
"Guía del autoestopista galáctico" (1979) Frases de "Guía del autoestopista galáctico" (1979) Frases de Douglas Adams
¿Puede haber algún aquí? No. Ella comprende el allí. Cuando está en Beirut, el hogar es Nueva York. Cuando está en Nueva York, el hogar es Beirut. El hogar no está nunca donde ella está, sino donde no está.
Yo soy una artista obsesiva. En aquella sociedad caótica de Nueva York, llena de jóvenes beatniks y hippies, los artistas luchábamos para sobrevivir con el objetivo de construir un mundo nuevo. Mis obras estaban inmersas en esas tendencias artísticas como el minimal y el pop, entre otros. Tuvieron un apoyo entusiasta de la sociedad de aquellos días y fueron pioneras en la escena artística de Nueva York.
Un escritor aunque tenga que irse al centro del universo, un escritor no es el centro del universo, el universo está en el centro del universo y son los otros, son las otras personas. Entonces creo que lo que es difícil, es conservar esta mesura, y a mí me lo da Nueva York, porque aquí llego y soy una extranjera, llego y tengo que cuestionármelo todo cada día, y además vivo en un barrio donde viven un montón de inmigrantes de todo el mundo, donde diario, cada que salgo de mi casa estoy parada en una frontera; y esto da un espacio muy suave de pensamiento y de acción.
Sin embargo, nunca me he atascado con los elogios de la vida pastoral, ni con la nostalgia de un pasado inocente de actos pervertidos en el pasto. No. Nunca hace falta salir de los confines de Nueva York para que uno cumpla sus deseos verdes –ni siquiera puedo disfrutar de una hoja de hierba a menos que sepa que hay un tren subterráneo cerca, o una tienda de discos o alguna otra señal de que la gente no se arrepiente totalmente de su vida. Lo más importante es afirmar lo menos sincero; las nubes reciben suficiente atención como están las cosas e incluso ellas siguen pasando de largo. ¿Sabrán de lo que se están perdiendo?
¡Nueva York! Desde el principio me turbó tu belleza, esa muchacha de ojos grandes y de largas piernas.
Frases de Léopold Sédar Senghor
(...) En Nueva York, donde los nudistas, los locos y los estrafalarios se mezclan sin problemas con la gente normal.