Venturosa ciudad amurallada, ceñida de milagros, descanso en el recinto de este cuerpo que empieza donde termina el mío.
Fuera entre todas las cosas por abrazarte temblando, enredadera florida de tu cuerpo de alabastro.
Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío, junto a tus hombros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo, de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas, sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.
Existen en nosotros varias memorias. El cuerpo y el espíritu tienen cada uno la suya.
Mi cuerpo es agua y barro del Iraq.
Necesito tu amor, ya no me aguanto una mentira más, yo con mi cuerpo de mujer, te voy a dar la verdad...
La fuerza y la flaqueza del ánimo tienen nombres engañosos; en realidad no son más que la buena o mala disposición de los órganos del cuerpo.
Frases de François de la Rochefoucauld
"Bueno es que el hombre aguante, le digo", así le digo al esqueleto cuando se me anda quedando atrás, refunfuñando, y le pego un puntapié en las costillas...
Cuerpo, te pido por favor sepárate del alma, o sea muérete, sea un masivo ataque al corazón o sea lo que sea pero adrede.
Cuando todo lo que queremos de una persona es su cuerpo y, en el fondo, no queremos su mente, su corazón ni su espíritu (todos ellos inhibidores de los fluidos procesos de la era de las máquinas), reducimos esa persona a una cosa. "El 8vo hábito" (2004), Stephen Covey
"El 8vo hábito"(2004) Frases de "El 8vo hábito" (2004) Frases de Stephen Covey
Dicen que el cuerpo es como el armario donde se guarda el alma. Está bien. Sin embargo, a veces, el alma es tan grande que el cuerpo, como grano de anís, se guarda en el alma.
Vivo en la realidad. Duermo en la realidad. Muero en la realidad. Yo soy la realidad. Tú eres la realidad. Pero el sol es la única semilla. ¿Qué eres tú? ¿Qué soy yo sino un cuerpo prestado que hace sombra? La sombra es lo que el cuerpo deja de su memoria.