01. El rojo es sangre, dolor, violencia, peligro, venganza, celos, resentimiento, culpa. Son sentimientos cotidianos.
02. No soy lo que soy, soy lo que hago con mis manos.
03. Mi obra perturba a la gente y nadie quiere ser perturbado. La gente no es plenamente consciente del efecto que mi trabajo tiene sobre ellos, pero ellos saben que es perturbador.
04. A veces es necesaria la confrontación y eso me gusta.
05. Tengo un gran complejo de culpabilidad a la hora de promover mi obra, tanto es así que cada vez que he estado a punto de abrir una muestra, me daba algún tipo de ataque. De modo que en un momento decidí no intentarlo más.
06. Tenía la sensación de que la escena artística pertenecía a los hombres y de que yo estaba, en cierto sentido, invadiendo sus dominios.
07. De niña, me daba mucho miedo cuando en la mesa del comedor mi padre no dejaba de alardear, se jactaba una y otra vez de sus logros. Y cuanto más grande pretendía volver su figura, más insignificantes nos sentíamos sus hijos. Mi fantasía era: lo agarrábamos con mis hermanos, lo poníamos sobre la mesa, lo troceábamos y lo devorábamos...
08. Cada día has de abandonar tu pasado, o aceptar. Si no lo puedes aceptar, te convertís en escultora.
09. Una mujer no tiene lugar como artista hasta que prueba una y otra vez que no será eliminada.
10. La necesidad interior de un artista de ser artista conecta íntimamente con su género y su sexualidad.
11. Para mí, la escultura es el cuerpo. Mi cuerpo es mi escultura.
12. Para defenderse, se identifica con el pene, trata de tomar la misma arma del agresor. Este es un problema que parte de la infancia y de la falta de una educación razonable y comprensiva. Cuando yo era chica, se hablaba del sexo como de algo peligroso. Es importante mostrar a las chicas.