Frases de Ihara Saikaku - Página 3

01. A aquellas alturas ya había agotado todos los oficios del mundo. Las olas de la vejez se habían levantado en el océano del amor; y después de llevarme de un sitio a otro, las corrientes de este océano me devolvieron al país del amor: al barrio de Shinmachi, en la provincia de Settsu. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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02. Al observar las costumbres mundanas de estos últimos años vemos a gente irreflexiva que dilapida unos recursos que le permiten divertirse durante menos de medio año. Gastan intempestivamente todo su dinero y luego, para sostener su rumbo, comienzan a pedir prestado a una tasa del veinte o el treinta por ciento, con lo que sólo el pago de intereses absorbe todo su haber, hasta que, al final, un gasto de esta magnitud los arruina a ellos y a su familia. ¿Qué placer puede experimentarse al divertirse de esta manera? En el mundo flotante hay todo tipo de gente. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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03. El correo es el mejor medio para expresar los verdaderos sentimientos. El pincel expone todos nuestros pensamientos. Los plasma en el papel para, posteriormente, transmitirlos a la gente, incluso a la que se encuentra en los más lejanos lugares. Cuando la carta carece completamente de veracidad, esto aflora enseguida, por mucho que se disimule con frases ampulosas. Si la misiva está llena de mentiras, el interés del lector pronto se desvanece, y la carta se desecha sin pesar alguno. Pero cuando el pincel es portavoz de la verdad, el mensaje se grabará, de forma natural, en la mente del destinatario y el remitente se presentará vivamente en sus recuerdos. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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04. En el mundo de hoy la moral está tan enmarañada que la gente olvida su verdadera condición social. Las madres y los padres no ven más allá de sus narices. Orgullosos de sus hijas, a las que la naturaleza dotó sólo medianamente, las hacen maquillarse con esmero desde su undécimo o duodécimo año de vida. De esa forma, la fisonomía heredada se vuelve más delicada; se hacen la manicura y su aspecto atrae las miradas. Adquieren la apariencia de gente importante. Las jóvenes esposas se vuelven volubles debido a que consideran verdaderos los rumores que rodean los programas y los argumentos de las piezas teatrales... "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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05. Si tiene manchas de nacimiento, hará todo lo posible por ocultarlas. Si sus tobillos son gruesos, los cubrirá con un kimono de faldas largas. Si tiene la boca grande, fruncirá los labios o preferirá guardar silencio. Los sufrimientos de las jóvenes en la actualidad van más allá de lo que imaginamos. Si los hombres tuvieran paciencia, lo torcido se enderezaría y las mujeres verían que vivir en el mundo flotante no es tan agradable como parece. Es raro que una sola mujer posea los nueve aspectos que comprenden la verdadera belleza. Para comprometerse en matrimonio, los hombres deberían determinar la dote de acuerdo con el aspecto físico de su futura esposa. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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06. (...) Cuantos más encuentros amorosos mantenía, menos tiempo podía dedicar a cada una de mis parejas; Independientemente de que se tratara de un hombre que me gustara o de uno con el que mi corazón jamás se comprometería, experimentaba el sentimiento de quien observa desde la costa un barco que, indiferente e inalcanzable, atraviesa el océano. Cuando alguien me agradaba gozaba con él, pero me guardaba muy bien de mostrar cualquier efusión sentimental; A los fastidiosos los dejaba terminar solos, sacudía la cabeza y dedicaba mi atención a cualquier otra cosa, como contar las vigas del techo. Me abandoné, en suma, a la corriente fangosa del mundo efímero. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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07. Lo mismo le sucede a la esposa. Al principio, por consideración hacia su pareja, se esmera en cuidar su físico, pero tras unos meses abandona tales cuidados. Después se pasa el peine a toda prisa, muestra los hombros desnudos. Anda enseñando el lobanillo que le brotó en el vientre. Desde ese momento ya no se preocupa por su modo de andar, y esto provoca que él se dé cuenta de que la pierna izquierda de ella es un poco más larga que la derecha. Con cada una de estas situaciones él piensa que su esposa no es una buena persona, y tras el primer embarazo el afecto que llegó a sentir por ella se agota. A veces pienso si no sería mejor no contraer matrimonio, aunque para llevar una vida normal en este mundo resulta imprescindible. "Vida de una mujer amorosa" (1686)

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Autores relacionados

Kobayashi Issa Matsuo Basho Yasunari Kawabata Yosa Buson

Ihara Saikaku

Ihara Saikaku
  • 1642
  • Namba, Osaka, Japón
  • 9 de septiembre de 1693
  • Osaka, Japón

Escritor, novelista y poeta japonés, autor de "Diez mil versos de Ikutama" (1673), "El gran espejo de la belleza femenina" (1684), "Vida de una mujer amorosa" (1686) y "Cuentos del deber samurái" (1688).

Sobre Ihara Saikaku

Ihara Saikaku, seudónimo de Togo Hirayama, nace en una familia de comerciantes de Namba y recibe una esperada educación.

Se da a conocer rápidamente como poeta, faceta en la que cultiva ampliamente el haiku y las estrofas encadenadas, llegando a ser un virtuoso de estas formas métricas.

Ihara Saikaku se convierte pronto en uno de los narradores más importantes de su época, gracias al agudo realismo con el que refleja la vida del Tokio de finales del siglo XVII.

En 1682 publica "Hombre lascivo y sin linaje", que da inicio a la serie "Libros del mundo flotante".

Ihara Saikaku completa la serie con las obras "El gran espejo de la belleza femenina" (1684), "Cinco amantes apasionadas" (1685), "Vida de una mujer amorosa" (1686) y "El gran espejo del amor entre hombres" (1687).

Comienza entonces otra etapa donde centra sus escritos en el mundo de los samurái y la sátira de los hombres de negocio.

Ihara Saikaku fue una de las más brillantes figuras de la literatura japonesa del período Edo en la historia de Japón.

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