Las mejores frases de Doris Lessing

Recopilación de frases y pensamientos de la escritora y novelista inglesa Doris Lessing, nacida en Irán y criada en Rodesia del Sur (hoy Zimbabue).

La obra de Lessing, quién también publicó como Jane Somers, tiene mucho de autobiografía y se inspira a menudo en sus desengaños vitales, sociales y políticos, que forjaron su personalidad y sus convicciones.

Sus frases suelen tener como temas en los conflictos culturales, las injusticias sociales, la desigualdad racial y la contradicción entre la conciencia individual y el bien común.

En 2007 recibió el Premio Nobel de Literatura por su "capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaria".

Frases de Doris Lessing

Los pensamientos fueron ordenadas por el año de publicación de sus obras.


Canta la hierba (1950)

Novela que relata la segregación racial de la época y la forma en que las mujeres encaminaban su vida hacia el matrimonio. Protagonizada por Mary Turner, sudafricana blanca hija de granjeros expatriados de Inglaterra.

Frases de Doris Lessing en Canta la hierba

01. Lo malo era que había perdido la costumbre de vivir en el futuro...

02. Ya estaba allí ella, la mujer, llenando su desnuda y pequeña casa con su presencia.

03. Sólo pensarlo le hacía sentir perdido y vacío, sin ningún apoyo en la vida.

04. ¡No podía reconocerse a sí misma en la descripción que habían hecho de ella!

05. (...) Hizo caso omiso de su advertencia. Necesitaba soñar con un éxito inmediato.

06. Pensó que si vivía de cerca sus problemas y preocupaciones, se aproximarían más el uno al otro.

07. Merece la pena explicar con detalle lo acontecido aquel día porque ayuda a comprender muchas cosas.

08. ¿Qué le ocurría? Con él parecía estar a gusto, tranquila, casi maternal, pero con los nativos era una arpía.

09. Desde luego, era incapaz de imaginarse a sí mismo en un lugar que no fuera la granja; conocía cada uno de sus árboles.

10. Las frases de aquella pequeña conferencia le afluían a los labios con naturalidad; no tenía que rebuscarlas en su mente.

11. Pero lo importante, lo que realmente hacía al caso, o al menos así lo creía él, era comprender el marco, las circunstancias.

12. No era el suyo el amor sentimental del habitante de la urbe. Sus sentidos se habían agudizado para percibir el ruido del viento.

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La costumbre de amar (1957)

Relato sobre el amor real, no el de las películas o novelas románticas, sino el agridulce, el que está cercado por el temor de la derrota y, a la vez, el empuje de la esperanza.

Frases de Doris Lessing en La costumbre de amar

01. Si alguien ha querido a una persona con toda el alma, es algo más que el amor lo que desaparece cuando una de las partes de la pareja, que se creyó indisoluble, se aleja en un emotivo adiós.

02. (...) Se percató de que rehuía cualquier sitio que pudiera hacer brotar sus emociones.

03. -Solo quieres tener algo entre los brazos, eso es todo. ¿Qué haces cuando estás solo? ¿Te abrazas a una almohada?

04. Myra había vivido allí con él durante cinco años, y era el lugar donde había imaginado que volverían a vivir juntos. Entonces se trasladó a un nuevo piso cerca de Covent Garden. Lo hizo poco después de haberle escrito una apenada carta a Myra. Se dio cuenta de que a menudo había recibido cartas así, pero nunca había escrito ninguna.

05. Pensó que tenían la misma mirada sombría, severa, inquisitiva, que se alzaba por encima de las afiladas narices. No podía hablar. Se le había trabado la lengua. Podía sentir cómo corría la sangre por sus venas. Era como si su corazón se estuviera hinchando y ocupara todo su cuerpo. Una enorme y suave extensión de dolor. El martilleo de la sangre en sus oídos no le dejaba oír nada. La sangre le golpeaba en los ojos, pero los cerró.

06. Pensó que tenían la misma mirada sombría, severa, inquisitiva, que se alzaba por encima de las afiladas narices. No podía hablar. Se le había trabado la lengua. Podía sentir cómo corría la sangre por sus venas. Era como si su corazón se estuviera hinchando y ocupara todo su cuerpo. Una enorme y suave extensión de dolor. El martilleo de la sangre en sus oídos no le dejaba oír nada. La sangre le golpeaba en los ojos, pero los cerró.

07. Siempre habían compartido postura política, a la izquierda del ala centrista del Partido Laborista. Ella simpatizaba con su pacifismo durante la Primera Guerra Mundial (había estado en prisión por ello) y él con su feminismo. Ambos apoyaron a los huelguistas en 1926. Durante los años treinta, después de su divorcio, ella le había ayudado con dinero para una gira con una compañía que representaba Shakespeare para los parados y los hambrientos.

08. No podía soportar ponerse de nuevo en una posición en la que tuviera que escuchar palabras ásperas y frías, que le mostraran que ella no tenía ni la más remota idea de lo que él sentía, porque no estaba en su naturaleza sentirlo. Volvía tarde, y ella preparaba un poco de té para los dos; se sentaban juntos frente al fuego, y él mantenía su cuerpo y sus recuerdos en silencio. Se había acostumbrado a la pesada opresión de la soledad en su pecho, y cuando, al hablar con algún viejo amigo, volvía a ser por poco tiempo aquel George Talbot que todavía no había conocido a Bobby, y su corazón estaba alegre y la opresión desaparecía, se miraba a sí mismo, sorprendido, como si le faltara algo. Casi se sentía ebrio sin el dolor de la soledad.

09. Esa frase, la costumbre de amar, hizo estallar una revolución en el interior de George. Tenía razón, pensó. Se sentía fuera de sí, ajeno a la respuesta instintiva al roce de la piel contra su piel, la presión de un pecho. Tenía la sensación de que estaba descubriendo a una Bobby nueva. Hasta entonces no la había conocido de verdad. La encantadora niña pequeña se había desvanecido y en su lugar vio a una mujer joven, recelosa y curtida por derrotas y fracasos que él nunca se había detenido a valorar. Se dio cuenta de que la tristeza que se escondía tras aquellos ojos negros no era en absoluto impersonal; se dio cuenta del primer brillo gris en sus cabellos lisos; se dio cuenta de que la amplia curva de su mejilla era el comienzo de la flacidez de la mediana edad. Se horrorizó de su propio egoísmo. Ahora, pensó, podría conocerla realmente y, como respuesta, ella empezaría a amarlo.

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El cuaderno dorado (1962)

¿Cómo es ser mujer en un mundo de hombres? Relato sobre la profunda crisis vital de la escritora y militante comunista Anna Wulf y sus cuadernos temáticos.

Frases de Doris Lessing en El cuaderno dorado

01. Esa insistencia tuya en el derecho a tener razón encierra una gran arrogancia...

02. Pedís tanto... La felicidad, ese tipo de cosa... ¡La felicidad! No me acuerdo de haber pensado nunca en ella.

03. (...) ¿Significa esto que sólo puedo tener orgasmos con un hombre al que quiero? ¿Qué horrible desierto me espera, si esto es verdad?

04. Me invadía una excitación tan peligrosa y agradable que me creía capaz de echar a volar y llegar hasta las estrellas con la fuerza de mi sola embriaguez. Dicha excitación, como ya sabía entonces, provenía de la búsqueda de posibilidades infinitas...

05. El Arte es el espejo de nuestros ideales traicionados.

06. Las personas son caníbales, si no se dejan en paz las unas a las otras.

07. El tiempo es el río que arrastra hasta el olvido las hojas de nuestros pensamientos.

08. Sólo hay un pecado, y es convencerte de que lo de segunda clase no sea de segunda clase.

09. ¡Qué aburridas son las emociones que nos aprisionan y de las que es imposible librarse por mucho que lo queramos...!

10. El neurótico comunica su estado mental al otro u otra, quien toma el relevo, sanando al enfermo y enfermando en su lugar.

11. El orgasmo vaginal es como fundirse en una sensación vaga, oscura y general, como si una fuera arrastrada por un remolino de aire cálido.

12. En el momento en que me mate recordaré que una mujer de la calle me ofreció una de sus noches, por amor. Nunca se me había hecho un cumplido más grande.

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Instrucciones para un viaje al infierno (1971)

Historia de un hombre condenado a navegar hacia el Mar de los Sargazos, que llega a una isla inhóspita poblada por seres antropomorfos. Con el cristal de luzcon emprende un viaje astral en el que tropieza con seres mitológicos y un alucinante desenla.

Frases de Doris Lessing en Instrucciones para un viaje al infierno

01. Los amigos no están para ayudarse y lamerse uno al otro el hocico y decirse: qué fabuloso eres, qué amable. Los amigos están para combatir codo con codo.

02. A veces uno se pasa días, o incluso toda una vida, hablando con un amigo para descubrir más tarde que cada uno otorga un significado distinto a las mismas palabras.

03. Los hijos de una sociedad obsesionada con la posesión y los objetos atribuyen las mismas características a civilizaciones anteriores; esclavos de sus propios artefactos, creen que los viejos bárbaros también lo fueron.

04. (...) Demasiado rígidas para el amor, como el árbol que resiste al viento.

05. Quien se crea una palabra de lo que alguien dice en la cama merece lo que le pase.

06. Era el prototipo de víctima traicionada, atormentada y vulnerable pero sedienta de amo.

07. Quien selecciona o escoge las palabras cuando ya están en la punta de la lengua reaccionan demasiado tarde.

08. No hay nada en la Tierra, o cerca de ella, que carezca de conciencia, ya sea Piedra, Árbol, Perro u Hombre.

09. Ser testigo de un nacimiento implica penetrar en los misterios de la naturaleza, allí donde la vida y la muerte trabajan juntas.

10. Las cosas no son lo que parecen. Han surgido muchas manos de la oscuridad para después desaparecer. ¿Por qué no habría de desaparecer la suya?

11. Si usted ha concebido alguna vez en su vida expectativas elevadas que al fin se han cumplido, sabrá que las esperanzas de conseguir una cosa han de corresponder con dicha cosa, o, al menos, ésa es la forma en que usted debe verla.

12. A menudo, cuando uno lee un libro, cae en la cuenta de que las palabras están muertas y lucha por acabarlo o lo deja, ya que el interés ha decaído. Otras veces, el mismo libro se nos antoja lleno de sentido, y extraemos mensajes e ideas de cada frase e incluso de cada palabra, y leer provoca en nosotros una buena descarga de adrenalina.

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La buena terrorista (1985)

Relato sobre Alice Mellings, una mujer que lidia con el conflicto entre lo personal y lo político, tratando de conciliar su ideología con su educación burguesa, mientras ayuda a un grupo de izquierda radical.

Frases de Doris Lessing en La buena terrorista

01. Las mentes mezquinas se divierten con mezquindades.

02. Contra la estupidez hasta los mismos dioses luchan.

03. Lo que no sepas...No te perjudicará.

04. No hagas preguntas y no escucharás mentiras

05. No hay nada de malo en llevar una vida cómoda...Todo depende que cuál sea el objetivo final.

06. Esa escena de suburbana tranquilidad y bienestar le provocó un acceso de violenta burla, como una secreta amenaza contra todo cuanto veía.

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El quinto hijo (1988)

Historia sobre los cambios en la vida feliz de una joven pareja casada, Harriet y David Lovatt, como consecuencia del nacimiento de Ben, cuyas características físicas y comportamentales alteran la cotidianidad de sus padres y hermanos.

Frases de Doris Lessing en El quinto hijo

01. No es nada anormal coger aversión a un hijo.

02. Harriet y David estaban juntos en la ventana. Harriet tenía al bebé en brazos. Él le pasó un brazo por los hombros. Intercambiaron una mirada rápida, casi culpable, por las reprimidas sonrisas de sus rostros, que creían que irritarían a los demás.

03. Sus esfuerzos lo habían hecho triunfar en su empresa y posteriormente le proporcionaron un trabajo mejor en otra empresa. Y en eso se centraba ahora su vida; los acontecimientos tienen su propia lógica. David era ahora el tipo de individuo que en otros tiempos había decidido que nunca sería.

04. Como es bien sabido, todos estos centros tienen una capa, como un sedimento, de alumnos ineducables, inasimilables, los casos perdidos, que van pasando de curso en curso, a la espera del día feliz en que puedan dejar el colegio. Y es muy frecuente que no vayan a clase, para alivio de sus profesores.

05. Todos los niños suelen portarse mal durante un año o así después de empezar a caminar. No tienen instinto de conservación, ni sensación de peligro; se tiran de la cama y de las sillas, se lanzan al vacío, irrumpen en la calle, hay que vigilarles siempre... Y también son, añadió, absolutamente encantadores y deliciosos y tiernos y graciosos. Y luego, poco a poco, se vuelven sensatos y la vida es más agradable.

06. -El problema no es Ben, sino usted. A usted no le gusta demasiado. -Oh, Dios mío. ¡Otra vez no, por favor! -estalló Harriet en un tono malhumorado, lastimero. Miraba a la doctora Gilly, atenta a su reacción. -He de decirle, en primer lugar, que no es culpa suya. Y también que es bastante frecuente. No podemos elegir lo que nos saldrá en la lotería...Y eso es tener un hijo. Por suerte o por desgracia, no podemos elegir.

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Ben en el mundo (2000)

Secuela de "El Quinto Hijo" (1988), narra la vida de Ben Lovatt después de dejar la casa de sus padres, cuando viaja por el mundo, desde Londres (Inglaterra) hasta Jujuy (Argentina), pasando por Niza (Francia) y Río de Janeiro (Brasil).

Frases de Doris Lessing en Ben en el mundo

01. ¿Qué era Ben? Dormía en su cama, como todos los demás, empleaba los cubiertos, mantenía su ropa limpia, le gustaba la barba arreglada y el cabello cortado, y sin embargo no se parecía a nadie.

02. No se parecía a nada que ella conociera.

03. La anciana sabía que no era humano: no es uno de nosotros.

04. Veía a Teresa como podía ver a un ratón que decide erguirse sobre las patas traseras y amenazar a un gato.

05. Todos guardarían silencio porque tenían demasiado miedo a perder el trabajo, sus preciosos trabajos, tan difíciles de conseguir.

06. Había algunas revistas, pero las personas de las ilustraciones y de las fotografías no eran amigas suyas y sabía que no lo serían nunca.

07. El teatro atraía a Inés como sólo puede atraer a quienes no se han desviado en toda la vida del camino marcado desde el nacimiento. Se consideraba condenada a lo previsible.

08. O se plantaba junto a la vaca, le echaba un brazo al pescuezo y pegaba su cara del animal y las ráfagas cálidas y agradables de su aliento, cuando volvía la cabeza para olisquearle, le parecían la bondad misma y le hacían sentirse seguro.

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Cuentos europeos (2008)

Volumen que concentra todos los cuentos ambientados en Europa: matrimonios con problemas, parejas que quieren superar el tedio, amor a distancia y relaciones fugaces.

Frases de Doris Lessing en Cuentos europeos

01. Bajo las costillas, su corazón, resentido, macerado y dolorido, era una monstruosa zona de compasión enemistada con con todo lo que había sido.

02. El piso estaba insoportablemente vacío, y volvió a salir y paseó por el canal durante horas para cansarse un poco, y debía de soplar un viento más frío de lo que le pareció, pues al día siguiente se despertó con un inconfundible dolor en el pecho que nada tenía que ver con su corazón roto.

03. Le acercó una taza y se sentaron en silencio. Él la contemplaba con curiosidad. Había algo en ella que disparaba su imaginación. Allí sentada había una pequeña figura indómita, que lo observaba todo con sus ojos cansados y tristes, bajo las ruinas de su hogar, como una especie de niña extraviada.

04. No podía entenderse a sí misma, y no tardó en decidir acostarse para perderse en el sueño. Soñó con un camión que había matado a su madre. Soñó también con una enorme máquina negra que movía, implacable, sus grandes brazos hacia delante y hacia atrás, hacia delante y hacia atrás, de un modo que a Rosie le resultaba amenazador.

05. Hasta entonces no la había conocido de verdad. La encantadora niña pequeña se había desvanecido y en su lugar vio a una mujer joven, recelosa y curtida por derrotas u fracasos que él nunca se había detenido a valorar. Se dio cuenta de que la tristeza que se escondía tras aquellos ojos negros no era en absoluto impersonal. (...) Se horrorizó de su propio egoísmo. Ahora, pensó, podría conocerla realmente.

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Doris Lessing

Doris Lessing - Sus mejores frases

Doris Lessing, autora de "Canta la hierba" (1950), "El cuaderno dorado" (1962), "Cuentos africanos" (1965), "Memorias de una superviviente" (1974) y "Los matrimonios entre las zonas tres, cuatro y cinco" (1980).

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