01. El deber más santo de los que sobreviven es honrar la memoria de los desaparecidos.
02. No cabe duda: de niño, a mí me seguía el sol.
03. El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía... La vida muere, los libros permanecen.
04. ¡Qué natural lo que se acaba cuando ya se apaga por sí! Voy con la razón satisfecha, dormido, contento feliz.
05. Quiero que la literatura sea una cabal explicitación, y, por mi parte, no distingo entre mi vida y mis letras. ¿No dijo Goethe: Todas mis obras son fragmentos de una confesión general?
06. No me vendas rencor en almíbar, si he de hallar acíbar en el corazón.
07. Conservo retratos de mis tres, de mis seis meses, me parece que ésos son mis verdaderos retratos y lo demás es decadencia.
08. Hay que interesarse por las anécdotas. Lo menos que hacen es divertirnos. Nos ayudan a vivir, a olvidar por unos instantes: ¿hay mayor piedad? Hay que interesarse por los recuerdos, harina que da nuestro molino.
09. ¿La emoción? Pídela al número que mueve y gobierna al mundo. Templa el sagrado instrumento más allá del sentimiento. Deja al sordo, deja al mudo, al solícito y al rudo. Nada temas, al contrario, si en el rayo de una estrella logras calcinar la huella de tu sueño solitario.
10. ¿Qué tienes alma que gritas a tu manera y sin voz? Los caminos de la vida no llevan a donde yo voy.
11. ¿Qué culpa tengo yo de tener una memoria de colodión, que lo que miro se me queda grabado?
12. El fin de la creación literaria es iluminar el corazón de todos los hombres, en los que tienen de meramente humano.